Vivir o adelantar la muerte, llegar a plantearse esta decisión es si duda una manifestación de que las cosas no van bien en la vida del mono que llega a pensarlo.
Pero analicemos con mayor profundidad:
1.-No todas las vidas son bellas, agradables, "normales", bondadosas, afortunadas o como queramos describir lo que se pueda considerar una buena vida. Hay vidas que son traumáticas, dolorosas, infernales, angustiosas de principio a fin.
Hay vidas que, sin duda alguna, un mono no se las desearía a otro en su sano juicio, pero... nos acogemos a la esperanza, a la posibilidad de que todo cambie y superemos en algún momento tal adversidad.
2.-La muerte nos llega a todos, en algún momento, a la mayoría sin previo aviso. Todos vamos a desaparecer de esta existencia pronto. Sí, pronto, porque nuestras vidas son terríblemente efímeras.
3.-El acto de quitarse la vida, arrancarse uno así mismo la existencia y lanzarse hacia aquello a lo que llamamos muerte, entraña un acto de fuerte repudia hacia lo que se recoge en esta realidad a la que denominamos vida. Algo ha debido de provocar que tal persona adelante el acto de la muerte. Ta vez una horrible vida, un dramático suceso...
4.-No nos importa la vida de quien se suicida hasta que ha consumado el fatal impulso. Hipócritas monos.
5.-El ser humano teme a lo desconocido y no hay tema más ignorado que aquello que se pueda encontrar más allá de la muerte.
Por lo tanto estimado mono, el suicidio no es un acto ni valiente ni cobarde, es un acto desesperado.
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