lunes, 2 de diciembre de 2013

¿Tenemos lo que nos merecemos?

Vivir para morir, esa es la doctrina que impusieron las grandes religiones monoteístas, querido mono.

Imagínate, dedicar una vida entera a planificar lo que será tu muerte. Dedicar una vida entera a portarte bien para poder optar a una vida infinita llena de placeres y recompensas. Qué fácil ¿verdad?, que sentido más soez, absurdo, mezquino y aberrante. Toda nuestra evolución resumida en la expresión "portarse bien".

Pero viendo que muchos terminaban hartos de vivir una vida larga, ardua y tortuosa, esperando que a la llegada de su muerte serían recompensados (imagínate, querido mono, ver a ese tipo de moral y conducta intachable, riéndose de un fornicador millonario por lo mal que lo iba a pasar en el infierno... imagínate a ese triste mono riéndose del afortunado... esperando a ese día, a esa muerte, suena absurdo ¿verdad?), gritaron de ira y exigieron a su autoridad de fe (de esperanza), que hubiera alguna compensación en vida que sirviera para calmar la espera. Y así se fundamento "el merecimiento" que llega de la mano divina que se preste a concederlo.

Desde entonces, si algo bueno le sucede al bueno: se lo merecía. Si algo malo le sucede al malo: se lo merecía. Si algo malo le sucede al bueno: es para que aprendas. Si algo bueno le sucede al malo: es para que aprenda el bueno, también.

Quién no se consuela es porque no quiere, querido mono. Siempre nuestra especie buscando el sentido a lo que quizás no tiene.

Siempre.

No hay comentarios: