Nuestras vidas se desenvuelven en el medio más salvaje y complejo que existe en la naturaleza: el medio humano.
Sin duda, todos los monos saben que una de las características que más ayudan a desenvolverse bien en este medio es el de la apariencia.
Tú, mono insensato, aunque no lo creas vives toda tu vida desarrollando miles de actos que cuidan tu apariencia.
El medio es tan poderoso y fuerte contra las conductas impropias, que nos hacen convertirnos en hipócritas de nuestra verdadera esencia desde muy temprana edad.
Aparentar no es malo, ¿por qué?, aparentar es un arte, es quizás un enorme ejercicio de lucidez, creatividad y desarrollo mental y emocional, que nos lleva a convertirnos en perfectos actores, pero actores de los de verdad y no estrellas del cine y del teatro.
Pero a veces, cuando vemos las apariencias que tenemos delante de nuestras narices, somos tan necios que ¡pensamos que son realidades!. Es decir, es muy común tener a nuestro alrededor a montones de personas en nuestro día a día que... aparentan ser.
Las guerras, las dificultades, los momentos dónde la estabilidad se tambalea, ayuda a aflorar caras diversas, distorsionadas, el mal del ser humano, su lado más salvaje y animal.
Ejemplos de personas que aparentan, tenemos tantas como monos habitamos en este mundo.
Pero hay luz en la oscuridad, cada vez más se asienta el sentido del ser racional que destrozará al mono y con la ayuda de la tecnología nos conducirán a un mundo dónde no habrá hueco para ratas.
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