Soy consciente de lo que albergo dentro de mi.
Y estoy orgulloso de matar a la bestia día tras día.
Es mi voraz egoísmo el que se materializa en impulso animal que todo lo que quiere lo quiere en ese instante en el que revive el instinto que me domina.
Entiendo perfectamente a quienes se saltan las normas sociales y cometen brutalidades, simplemente imaginando que ellos y ellas no poseen las barreras, los límites mentales que yo y el resto poseemos.
El egoísmo existencial mezclado con la indiferencia hacia el dolor ajeno puede ser causa de transformación al animal más peligroso que jamás ha existido en la historia de este mundo.
Doy las gracias a mi genética y a mi situación social por no terminar convertido en un animal carente de sentimientos y empatía con/hacia quienes me rodean.
La bestia que habita en mi es un gatito que nunca ha crecido ni lo hará, es un cachorro de león amaestrado y que de vez en cuando hace alguna gamberrada que nadie descubre (quitándoos a vosotros... los centinelas o espectadores). LO pienso y sonrío por lo inocente que soy, y lo tonto que a veces se pone mi cachorro interno.
Domina a tu bestia o te transformarás en ella. Y si es pequeña, no la temas, ni la maltrates porque estarás gastando tu tiempo banalmente. Dale de comer lo mínimo que necesita, sin meter a nadie de por medio, privadamente, sé tú, juega con tu animal sin hacer daño a nadie, sin malestar ni ofender.
No hay nada de malo en reconocer nuestro YO animal, él no tiene la culpa de existir.
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