Sin duda la programación que nos viste, la programación que mueve al universo que vemos, la programación que hace que el mono sienta y padezca, se alegre o se deprima, la programación que hace que las cosas sean lo que son aunque no podamos jamás capaces de verlo, esa programación deja muestras de su mala ejecución o de un particular guiño hacia los elementos programados, a través de los números trascendentes como el número PI o e, o el número áureo.
No lo dudes mono, eres un pelele, te están viendo, te están observando, cada día, en cada momento, eres el producto de una inteligencia abismalmente superior, pero... ¿y qué más da si me lo estoy pasando genial?-dirá el mono agraciado-.
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